jueves, 1 de julio de 2010

ENTREVISTA A LOLA GARCÍA ROMANELLI, RETACERA

LOGARO, UNA VIDA ENTRE TELAS

Entrevista a Lola García Romanelli, artesana retacera



El taller de Lola está lleno de vida. Cuando te adentras en él todo es luz, color, lanas, hilos, telas… y no puedes dejar de mirar a las paredes, a las estanterías, a las cestitas que llenan cada espacio, porque en todo lo que Lola toca hay siempre algo que ver, que si una cajita de tela, que si un cajón en el que estás deseando revolver, que si un aparato de hacer calcetines… El taller de Lola es como el juguete soñado que todos y todas quisimos tener alguna vez, y lo mejor de todo es que cada cosa forma parte de su historia personal, de esa que como ella misma dice va del diseño industrial a la costura y finalmente acaba desembocando en el patchwork, o en la “retacería” que es como se le llama en España. En fin, que no nos hace falta ver su carta para saber que ante Lola de Logaro estamos con una artesana de los pies a la cabeza.

Para los no iniciados ni iniciadas ¿cómo definirías el patchwork o la retacería? ¿En qué consiste?

Desde mi punto de vista, la retacería, que habitualmente se conoce como patchwork consiste en la construcción de piezas textiles a través del reciclaje de telas, basadas principalmente en diseños con figuras geométricas. Se podría decir que yo trabajo con las cosas que a otros les sobran, por ejemplo catálogos de camisas que los fabricantes envían a las fábricas y que luego se tiran, o patrones que han salido mal y no sirven para montar la pieza… pues con esas telas construyo yo mis piezas.


¿Cuánto tiempo llevas haciendo patchwork?

Pues ya hace unos catorce años. La verdad es que yo me dedicaba a la ingeniería, colaborando en diversos proyectos de investigación, porque esa era la profesión que yo había estudiado, pero con el cambio de gobierno se recortó el pago a los investigadores e investigadoras y tuve que dejarlo, así que entre otras cosas empecé a trabajar en el sector textil, sobre todo por necesidad económica. Pero cansada de hacer ropa me apunté a un curso de telar: La profesora, que era americana nos comentó que su hermana era muy aficionada al patchwork. Cuando me explicó qué era esto despertó mi curiosidad, sobre todo por el tema de las figuras geométricas realizadas con tela en estas piezas y me apunté a un curso de patchwork con Rosario Casanova en Gerona en el año 94. Así hice mi primer curso y desde entonces ya no lo he dejado.

¿Cuándo fue la primera vez que recuerdas haber tenido una tela en la mano?

Vengo de una familia humilde, y la verdad es que cualquier recurso que proporcionase ingresos era bienvenido, así que mi madre ha hecho desde siempre trabajos con tela, lana, etc., con lo cual mi primer juguete ha sido una tela. En mi casa somos mañosos, mi padre de no ser chapista habría sido un excelente escultor del metal y mi madre igual, por eso nos ponía a todos a ayudarle. Cuando hacía bordados de nidos de abeja en vestidos, mi padre pasaba los hilos, mi madre bordaba y nosotras quitábamos los papeles cuadriculados que soportaban el bordado como si de un juego se tratase. Recuerdo con cariño y agradecimiento el hacer del trabajo artesano un juego en familia.

Como marca has elegido “Logaro” ¿Por qué? ¿Qué significa?

Pues es mi seña de identidad, algo tan simple como las iniciales de mi nombre, Lola García Romanelli, es lo que conforma mi universo, desde que firmaba los ejercicios del colegio hasta que ahora he puesto en funcionamiento mi propia marca de productos artesanos. Logaro soy yo misma.

¿Está reconocida esta profesión como tal?

Se valora mucho por el trabajo que implica, aunque no es muy conocida porque es relativamente reciente en España, y en Galicia, que es donde yo trabajo. Aquí hay mucho desconocimiento acerca de ella. Es cierto que hay gente que recuerda cosas similares en casa de sus abuelos. En general hay que reconocer que Galicia es una comunidad que valora el trabajo de los artesanos, quizás esta fue una de las razones que me llevó a querer obtener la carta de artesana aquí, pues mientras en otras zonas las cartas se pagan en Galicia has de demostrar que vales o bien con tu trabajo o haciendo horas de la artesanía a la que quieres representar… en esta comunidad se está potenciando bastante el trabajo artesanal, de hecho yo realicé aquí el primer curso de retacería de la Fundación Centro Galego de Artesanía y eso ya es un paso.

¿En qué lugar del Estado encuentras más vestigios de esta técnica, la retacería?

Donde se ha cultivado más esta actividad es en Cataluña, ellas/os son muy vanguardistas y aparte el mercado textil en general es muy amplio, pero en lo que a tradición se refiere dentro del país hay que hablar de Logroño y de las “almazuelas”. Ésta es una técnica de retacería típica de la zona que también consiste en unir pequeños trozos de tela y posteriormente acolcharlos, algo que ha estudiado y trabajado Lola Barasoaín socia fundadora en 1998 de la A.E.P. (Asociación española de Patchwork).
Me resulta extraño que en Galicia que también hay una buena tradición de artesanía y textil, no exista, aunque probablemente se deba a un tema de desaparición de vestigios por ocultismo o vergüenza. No hay que olvidar que aquí las modistas trabajaban con ayudantas, estas les sisaban tela para hacer ropas y esas prendas había que ocultarlas, porque una pieza hecha de restos era algo en cierta manera de segunda categoría y vergonzoso, por eso también era lo primero de lo que se deshacían al mudarse de casa. Al fin y al cabo la imagen era algo que se cuidaba mucho.

¿Qué cualidades ha de tener un/una bueno/a retacero/a?

Sobre todo paciencia, en contra de lo que cree la gente, no es necesario tener una técnica de costura amplia, la forma de coser retacería es muy sencilla y diferente a la forma de coser convencional. Pero sin embargo la paciencia es necesaria para escoger el diseño, seleccionar las telas, buscarlas, esperarlas, encontrarlas, recortarlas, componerlas. La habilidad se consigue entrenando, pero la paciencia es algo que hay que tener como base para hacer patchwork. También es bueno ser creativo/a, de hecho la personalidad queda fuertemente reflejada en las piezas que cada uno/a hace, en formas, en colores e incluso los estados de ánimo de cada momento.

¿Quién quiera dedicarse a esto con qué ha de contar?

Regla, lápiz, tijeras, alfileres, papel cuadriculado, cartón, materiales básicos y telas que quieras reciclar. Es cierto que si te dedicas a comprar telas, no es una actividad barata porque se ha creado en torno a la retacería un mercado en ocasiones innecesario. Te facilita la tarea sí, pero concibiendo el patchwork como una actividad de reciclaje. Como es mi caso resulta sencilla y accesible y no es necesaria tanta parafernalia.

Has trabajado y aprendido con comunidades fuera del Estado, como por ejemplo con los amish, ¿cómo fue esa experiencia?

Pues estuve con ellos hace diez años, y este año he vuelto de nuevo, lo más interesante en cuanto a patchwork es su técnica y lo más llamativo es su atemporalidad, sus quilts o mantas que en cien años no han variado los diseños, ni los colores, que son muy específicos en sus labores, pero su técnica es impecable, algo digno de aprender. Tienen una filosofía de color increíble, algo que llevan hasta a las coladas en sus tendales, pero a pesar de todo ello sus piezas encajan en cualquier ambiente decorativo, sea moderno o rústico. Una pieza amish siempre va a quedar bien…
Además de esto, de los amish y de su manera de trabajar saco esa idea de la intercomunicación entre aquellos/as que participan en la elaboración de una pieza, es una manera de charlar, de compartir, de saber del/la otro/a, una filosofía que yo me he traído para mis clases…

¿Cuál es tu pieza favorita? ¿Hay alguna a la que le tengas especial cariño?

Una pieza en la que he hecho la casa donde nacieron mis hijos, de todas maneras todas son especiales, sobre todo porque son un reflejo de mi vida. Cada una ha tenido su momento especial en ella, de hecho viendo las piezas me acuerdo de por donde iba mi vida.

¿A qué publico van destinadas tus piezas? ¿Son encargos o las haces tú como creación espontánea?

Pues hay de todo, a veces recibo encargos de casas de turismo rural para decoración, otras veces piezas que tengo ya hechas se venden en ferias y en otras ocasiones por ejemplo en caso de bodas o celebraciones diversas me las encargan como regalo conjunto de varias personas. También hay particulares que quieren piezas concretas y se las hago. En general es un público de mediana edad y con posibilidades económicas, porque el trabajo artesano implica una inversión.

¿Y dónde se pueden adquirir? ¿haces exposiciones?

Pues fundamentalmente es a las ferias a donde llevo mi material tanto en el Estado como es el caso de la Feria de Artesanos de Ourense o internacionales, como Los Juegos Náuticos Celtas, que cada año se celebran en un lugar diferente, en su última edición en la Bretaña francesa, allí también estuvo Logaro. Y por supuesto a través de Internet.
También hago de vez en cuando exposiciones como ha sido el caso del Liceo de Ourense o el Museo Textil de Allariz, cualquier escaparate es bueno para un/a artesano/a.


¿Te ves dedicándote a esto siempre?

Bueno, la verdad es que en Logaro no hay solo patchwork, es algo que va abarcando muchas cosas, en Logaro se hacen complementos y accesorios de todo tipo. De hecho actualmente estoy muy centrada en esto, y es algo que está saliendo al mercado con mucha fluidez y que llevo a ferias y tiendas, concretamente la última feria ha sido el showroom de El Ojo Atómico en Madrid, una feria del Antimuseo de Arte Contemporáneo que ha sido un exitazo. No sé, la verdad es que esto es lo que me gusta hacer y sí, me veo dedicada siempre a esto, por algo dejé la ingeniería. La artesanía es sin duda alguna mi vida.



Más información:

www.logaro.com
www.loladelogaro.blogspot.com/

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