viernes, 14 de enero de 2011

LUNA VIVES

Entrevista a Luna Vives, socióloga y fotógrafa


Entrevista: Cristina Corral Soilán



DE “MUJERES Y FRONTERAS”


Luna Vives

Foto: Fernando Vives



De África se puede aprender mucho, y eso lo ha tenido muy claro Luna Vives a juzgar por cada una de las fotografías que se ha traído del continente. Luna es de Granada, tiene 29 años, es socióloga de profesión y tiene un máster en Geografía. Su trabajo de doctorado en la Universidad de British Columbia (Canadá) le ha llevado a ver el lado positivo -que tan pocas veces los medios nos muestran- de Senegal y de sus mujeres.

Luna se ha propuesto romper los tópicos que nos inundan cada día para descubrir a través de un objetivo la realidad de un grupo de mujeres senegalesas en España. Lo ha hecho a través del proyecto Mujeres y Fronteras, en el que Luna ha contado con la colaboración de un equipo formado por el fotógrafo y diseñador gráfico Javier Acebal, Patricia García Arias en la comunicación y María Díaz Perera en la Ilustración.Mujeres y Fronteras nos propone un viaje que parte de las ciudades y pueblos de origen de estas aventureras, traza las huellas que han ido dejando en su camino y echa la vista atrás para no olvidar nunca a l@s que se han quedado en casa esperando por ellas.


¿Cómo surge la posibilidad de hacer un proyecto relacionado con la mujer senegalesa?

Esta exposición está relacionada con mi investigación de doctorado. Después de unos cuantos años en el sistema universitario ves que hay gente brillante haciendo investigaciones estupendas y totalmente relevantes, que sin embargo se quedan en algún rincón oscuro de una librería acumulando polvo. Por desgracia suele haber una brecha entre la investigación universitaria y los ciudadanos de a pie que a mi personalmente no me gusta, por eso decidí buscar una manera de divulgación más accesible que la publicación académica y organizar estas jornadas. Muy pronto conocí a Javier Acebal, un fotógrafo y diseñador estupendo con el que he estado trabajando a lo largo de todo el proceso. Este es un proyecto de los dos.

¿Cuál es la finalidad de este?

Tenemos varios objetivos. Por una parte, queremos que la gente aprenda más sobre Senegal. Pensamos que si la gente conoce más sobre la sociedad y la cultura senegalesa, así como sobre su historia, se facilitará la relación entre los españoles autóctonos y la creciente comunidad senegalesa que vive en nuestro país. Yo estoy convencida de que lo que no se conoce es invisible y lo que es invisible no importa, ni para el ciudadano medio ni para la persona encargada de diseñar las leyes de inmigración y políticas de integración. La falta de interés por la mujer senegalesa – inmigrante, negra y por lo general musulmana – es especialmente flagrante, y por eso les hemos dedicado este proyecto. En particular en la exposición fotográfica quisimos romper los estereotipos que encadenan a las mujeres senegalesas que viven en nuestro país a una serie de estereotipos: mujeres dependientes, mujeres sumisas, mujeres trabajadoras del sexo, mujeres que vienen de vivir en un árbol en medio de la selva, mujeres analfabetas, mujeres limpiadoras, mujeres invisibles, inmigrantes sin papeles. De modo que el principal objetivo es sensibilizar a la población española y mostrarle el viaje que han hecho sus nuevas vecinas para estar hoy aquí entre nosotros.



¿Afecta de manera diferente la emigración al hombre que a la mujer? ¿Hay alguna diferencia entre las razones que llevan a las mujeres a emigrar frente a los hombres?

El género es un componente fundamental del fenómeno migratorio, no sólo una variable más como por lo general se ha venido asumiendo hasta ahora, creo que en parte porque hasta hace un par de décadas las personas que hacían este tipo de investigación eran sobre todo hombres con una visión particular del mundo. El estatus de la mujer en la sociedad de origen determina el cuándo, cómo, dónde y por qué de la emigración, y a la llegada es primero como mujer y luego como miembro de determinadas comunidades culturales, étnicas, lingüísticas o religiosas que se produce la integración. El género va poco a poco alcanzando la relevancia que se merece en los estudios de las migraciones, ahora lo que nos queda es ver cómo se combina con otros ejes de diferenciación social como la raza, la religión o la nacionalidad. Para responder a esta pregunta de otra manera, yo diría que sin duda las mujeres experimentan la migración de una manera diferente, pero esa experiencia no está sólo marcada por su género sino por una serie de factores que se combinan con el hecho de ser mujer.


Las mujeres retratadas tienen vidas reales ¿el hecho de centrarse en casos concretos es más efectivo a la hora de hacer comprender dramas colectivos?

Yo no definiría la emigración como un drama. Si bien es cierto que hay historias de una brutalidad extrema, en la mayoría de los casos las emigrantes vienen con la maleta repleta de esperanza y su vida en España no está falta de buenas experiencias. ¿Se vivió la emigración de mano de obra española a Europa Central como un drama? Yo creo que no, y uno de nuestros objetivos es retomar ese pensamiento positivo de la emigración, porque es algo que en muchos casos beneficia a la emigrante y también a la sociedad de acogida, en este caso la española.

En cualquier caso, nosotros creemos que contar historias de personas concretas puede facilitar la empatía de una manera que las encuestas o los reportajes sin rostro no pueden hacer. Nuestra relación con las mujeres que salen en las fotos no es la habitual entre una fotógrafa y la persona retratada: estas son nuestras amigas, las personas con las que hemos vivido y que nos han dado de comer durante los meses (el año, en el caso de Javi) que hemos estado en Senegal. Sus historias nos sirven para explicar una historia más amplia sin perder de vista que las personas implicadas son seres humanos y no simplemente titulares de un periódico.

¿Creen que somos conscientes de las situaciones que ellas viven hasta llegar aquí?

En España sabemos muy poco de África. Senegal se conoce sobre todo a raíz de la inmigración ilegal en cayuco a las Islas Canarias y los “top-manta”, dos fenómenos que conciernen casi exclusivamente a los hombres de esta nacionalidad. De lo que pasa antes de que lleguen aquí no se sabe absolutamente nada, porque no importa. África no importa si no es (mala) noticia, Senegal no importa y la mujer senegalesa aún menos, porque no vende. Las mujeres con las que hemos trabajado a menudo dicen que les han preguntado si en Senegal viven en árboles, si tienen coches o por qué “se disfrazan” para salir a la calle. Estas cosas que parecen una exageración las hemos oído nosotros en la sala de exposiciones donde estaban las fotografías.


¿Cuál es la situación de la mujer en Senegal?


La situación de la mujer en Senegal depende muchísimo de su lugar de residencia (no es lo mismo vivir en Dakar que en un pequeño pueblo del interior), de la pertenencia a uno u otro grupo étnico, de su religión, etc. La sociedad senegalesa es una sociedad compleja que además está experimentando una transformación radical en lo que respecta al papel de la mujer, de forma que se pueden encontrar desde mujeres con poco o ningún estatus con respecto a sus compañeros hombres hasta mujeres en puestos de mucha responsabilidad. Creo que en general hay una convicción de que si el país cambia, será únicamente contando con la fuerza y la lucha de las mujeres. Desde luego si hay algo que no le falta a las mujeres de este país es fuerza.


¿Cree que la imagen que vemos de las emigrantes es los medios nos ayuda a comprender su realidad?

No, al contrario, nos nubla la vista. Los medios no siempre quieren enseñar, fundamentalmente lo que quieren es vender. Una senegalesa que va todos los días a su trabajo, que comparte su vida con un hombre respetuoso y que un día decide emigrar para mejorar la vida de su familia no es noticia; la mutilación genital, sí. Una senegalesa que vive en Fuenlabrada y trabaja a diario de cajera en un supermercado con sus compañeras españolas no es noticia; el tráfico de mujeres para la prostitución, sí. Lo que nos llega al final es una representación distorsionada de la realidad que no ayuda a nadie, porque convierte a las inmigrantes en una caricatura de sí mismas.





Colectivo de las mujeres en luto contra la emigración clandestina

Thiaroy-sur-mer, Daka

Foto: Luna Vives


¿Su llegada a España supone de alguna manera una ruptura con su propia cultura?

Viajar siempre es un reto. No hacer turismo sino viajar, que son dos cosas diferentes. En ese sentido, creo que para las mujeres senegalesas al igual que para cualquier otra persona establecerse en un país en el que la lengua es diferente, la religión es otra (en la mayoría de los casos) y las reglas del juego no son las mismas significa una ruptura. España les obliga a reflexionar más sobre todo, a no dar ciertas cosas por sentadas. Pero no es porque sean senegalesas o porque lleguen a España, es porque son emigrantes.


¿Cambia su estatus al llegar aquí?


Al llegar, cambia todo. En el terreno laboral la situación de las mujeres en muchos casos empeora, sobre todo si son mujeres con estudios, porque en España no se concibe que una mujer Negra pueda trabajar fuera del hogar o de los clubes de carretera. El mercado laboral es muy, muy cruel con la mujer Negra. Por otra parte, dentro de la familia ha habido algunos casos en los que la mujer, a través de las campañas de sensibilización contra los malos tratos, se ha hecho consciente de sus derechos dentro del hogar y ha utilizado eso para negociar una mejor situación dentro de la familia. Esto no siempre funciona, porque en los casos que conozco el hombre en lugar de cambiar de actitud suele ponerse a la defensiva y la mujer acaba en la calle, en una sociedad que le ha dado las armas para denunciar pero no para superar una situación inaceptable en nuestro país. Luego está el caso más normal, en el que la mujer consigue, a base de muchos sacrificios, mejorar la vida de su familia en Senegal. Entonces poco importa si su estatus aquí es mejor o peor, porque allí se ha convertido en una figura de referencia para la familia. El respecto y el estatus que se deriva de esto hacen que la lucha merezca la pena.

¿Cuál es el futuro de la mujer en Senegal? ¿Y de la mujer Senegalesa en España?

No sé si yo puedo predecir el futuro, pero lo voy a intentar… El futuro de la mujer en Senegal depende de ellas mismas y de su voluntad por sumarse a una lucha por la igualdad de oportunidades en la que ya participan. Es importante tener en cuenta que el movimiento feminista en Senegal es diferente del que hemos visto en España, pero está ahí, presente y tiene mucha fuerza. Yo creo que van a alcanzar sus objetivos, quizás no en los próximos diez años pero los alcanzarán, y una prueba de ello es el número de mujeres en el gobierno, las universidades y en una menor medida el empresariado del país.

Sobre la situación de la mujer senegalesa en España soy mucho más pesimista porque requiere que la mayoría de la ciudadanía supere su complejo de superioridad hacia otras culturas, religiones, razas y nacionalidades. El día en el que en una entrevista de trabajo el color de la piel no tenga ningún impacto en la selección final, el día en el que una mujer senegalesa pueda andar por la Casa de Campo sin que los coches paren continuamente para preguntarle cuánto cobra, entonces se podrá hablar de que España ha comprendido cuál es su papel en toda esta historia. Mientras tanto la situación de la mujer senegalesa en España será siendo mala, fundamentalmente por culpa de nuestra propia arrogancia.


¿En qué se parece la mujer senegalesa a la española?

A todas nos queda mucho camino por andar hasta que disfrutemos de igualdad de oportunidades con respecto a nuestros compañeros.


¿Qué fotografía de las realizadas es su favorita y por qué?

Me resulta muy difícil escoger una foto, la verdad es que cada una tiene su historia. Quizás la que para mi representa mejor la historia que queremos contar es esta en la que sale la familia de Ana, una mujer que vive en Almería.


Foto: Luna Vives


Javi y yo queríamos buscar una manera de representar lo que significa la emigración de una mujer que es al mismo tiempo hija, madre, abuela y sostén económico de la familia. Es difícil plasmar en una sola imagen la dependencia económica que la familia tiene con respecto a aquella que se fue, pero también la dependencia emocional de la emigrante que deja atrás todo lo que conoce para embarcarse en esta aventura que es la emigración. Al final entre los dos decidimos probar una composición en la que se ve una silla vacía en el centro de un grupo familiar, los que dependen directamente del dinero que Ana manda cada mes desde España: unos padres mayores con problemas de salud, hermanos y hermanas que trabajan en el mercado local intentando arrancar algún que otro franco todos los días, una hija madre adolescente y un nieto recién nacido que necesita una operación urgente. Todas estas cosas son difíciles de ver en la foto si no te las cuentan, porque si te fijas en cada gesto y cada mirada hay una sonrisa y muchísima dignidad.


¿Qué ha dejado este trabajo en su vida?

Las mujeres que salen en las fotos han colaborado de forma voluntaria por la conexión personal que tenemos con ellas. Las familias que están en Senegal probablemente nunca vean el fruto de su participación. Esperamos que las mujeres que están en España sientan que por fin se les ha dejado ser protagonistas de su propia historia a pesar de que los que hemos organizado todo esto somos dos españoles Blancos.


Luna Vives.

Foto: Javier Acebal


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lunes, 5 de julio de 2010

ABELLAS DE OURO

“Abellas de ouro”

de Xosé Lesta Meis


Tal y como acontece en muchos momentos de nuestras vidas, y como dice el refranero popular, los árboles no nos dejan ver el bosque. La pequeña joya que Lesta Meis dejó con sus “Abellas de ouro” (1930) es un ejemplo de ello. Lesta Meis que marchó a Cuba siendo muy joven supo lo que era la nostalgia por la tierra y por sus gentes. En la emigración se embarcó en su andanza nacionalista. Vinculado a las Irmandades da Fala participará en 1923 en unas conferencias con el tema “Nuestra psicología”, la nuestra, la gallega, esa que es imposible obviar en este pequeño libro de descripciones de mujeres campesinas y que desde Galicia cuesta reconocer.
En estas “Abellas de ouro” la psicología del gallego, y más que nada la de la “gallega” que aparece perfectamente perfilada en la vida de trece mujeres gallegas que en tiempos de la emigración viven en Galicia, y decimos trece porque aunque dos de los relatos se titulan “O tío Manuel” y “O siño Mingos”, en el fondo son las mujeres que comparten vida con estos hombres las que realmente hilan y sostienen los relatos.


Desde su perspectiva de hombre observador, recordemos que después de una formación autodidacta Lesta Meis se dedicó al periodismo, llevando desde 1925 a 1930 en el Eco de Galicia en La Habana la sección “De mi tierra”, surge su manera de describir a las mujeres que protagonizan este libro que como él dice en el prólogo de la obra: “todas son auténticas. Hainas que levan o mesmo nome que teñen. Astra algunha pertence á miña familia”. Algo que de hecho percibimos a través de las expresiones coloquiales que utilizan todas ellas, y que nos hacen sentir a los lectores más de cerca la tierra que él extrañó tantos años.
En estas páginas Lesta Meis, coruñés nacido en Eirís, nos habla de Ánxela que hace las tareas de la casa, cuida los hijos a pesar de las miserias y siempre con una sonrisa en los labios, de la señora Gabriela que cuida de los nietos huérfanos y de su padre como si fuera su madre sin que los años ni la vejez la paren, de la siña Dominga que saca unos pesiños cuidando los niños de la aldea para salir adelante ella y el hombre enfermo y postrado al que le dice con cariño cuando se le queja de la carga que es para ella: “<>.
Lesta Meis nos cuenta la historia de las hijas del Tío Manuel, que al no tener hermanos, sacan ellas mismas la casa adelante haciendo el trabajo “de los hombres”, aun que a él eso no le guste mucho, y la de la señora Xerónima, que es lavandera y que tiene que ir al río con los niños a las espaldas y la ropa, la de Elisa, que cree ciegamente que nació para servir a los “señoritos” para los que trabaja, la de la Costurera que por la alegría que supone su llegada para hacer ropa lleva una vida bien buena, o la de Matilde de carácter autobiográfico que se enamora de un periodista enfermo retornado de la emigración (que es él mismo) al que mantiene y saca adelante con el esfuerzo de su trabajo.
En las “Abellas de oro” aparecen también Roxelia que con sus dieciocho años ya pone la casa de un labrador a funcionar cada día, y la siña Farruca que se harta de reprender a su hombre y sacarlo de la taberna, y Culasa que trabaja duro de "mandadeira" en A Coruña, y Antonia, a “mosqueteira”, que compra y vende para sacar unos "cartiños" para comer, también el Siño Mingos que no quiere vivir con la hija de la capital sino volver con la de la aldea, que es donde le gusta estar.
Todos estos personajes se entrecruzan en la mente del lector y dan vida al paisaje social gallego, donde la mujer es el pilar fundamental. Ella trabaja dentro y fuera de la casa, hace comidas, cuida los niños, compra, vende, pasa mil “traballiños” para mantener a flote la economía doméstica, que es en definitiva la madre de todas las economías.
Ellas que como ironiza Lesta Meis sirven a las señoritas de la ciudad ( La Señora Jerónima, la lavandera, después de trabajar todo el día tendrá que esperar para entregar la colada porque “la señorita está ocupada”), son valerosas y fuertes, y no solo de cuerpo, sino de mente, algo que Lesta Meis confiesa también en el prólogo de la obra cuando afirma: “Sempre me conmoveu fondamente a vida das nosas mulleres da aldea: tan traballadas, tan resignadas, tan bondadosas, tan resistentes. Por unha cousa non lles queda a outra. Las atenden ó da casa máis ó de fora. Para elas non hai cansanzo. Nada as rende: nada as fai ceder. Desde pola mañá astra a noite non teñen paraxe. Moitas veces teñen que face-los labores cun fillo no colo e outro a cegar…”.
Se perfila pues en esta obra el saber hacer de las labradoras gallegas de la época, al frente de las tareas más duras, que se llevan sin embargo con decisión y muchas veces aun con un cantar en los labios. Ellas, que ya en el tiempo en que se escribió “Abellas de ouro” hablaban de la independencia femenina por boca de la vieja Siña Farruca: “(…) como aquel perdevidas do Raposo, Vai a muller buscalo con bos modos e trátaa daquela maneira. A culpa tena ela. Eu non facía vida con el. Deixábao que o comera xuncras. Outra cosa non merecía. (…)”, todas ellas representan pues, más que nadie, el poder del matriarcado gallego, ese que mantuvo y aun hoy mantiene a flote muchos hogares, un matriarcado marcado por la fuerza, por el valor y sobre todo por el amor a los suyos, porque en definitiva este parece ser para Lesta Meis, el secreto que jamás hace virar el barco de una mujer gallega.

Cristina Corral Soilán

viernes, 2 de julio de 2010

LA IMAGEN DE LA MUJER EN LA PUBLICIDAD

LIMITACIONES EN EL LENGUAJE NO VERBAL:
LA IMAGEN DE LA MUJER EN LA PUBLICIDAD.

(Primera parte)

Uno de los elementos básicos de la interrelación humana lo constituye el acto de comunicarse. Sin embargo, cuando hablemos de este tema, es muy importante tener en cuenta que en la comunicación humana, entendida como el proceso mediante el cual se transmite información, se expresan e intercambian no solo pensamientos sino también sentimientos; va más allá de lo que conocemos como “comunicación verbal”, es decir el lenguaje hablado o escrito. La otra comunicación, la denominada “comunicación no verbal” constituye todo un universo en la transmisión de ideas y conceptos, especialmente aquellos que nos llegan sin que nos demos cuenta. Este es el motivo por el que los medios de comunicación y en especial la publicidad han hecho de la “comunicación no verbal” su instrumento favorito de llegada hacia lectores/as, oyentes y clientes/as. El problema, es que no advertimos que ese sentido de la comunicación influye en nuestras acciones cotidianas y en nuestra cultura y viceversa.
Los años 50 y 60 fueron un filón de anuncios machistas y totalmente denigrantes para el género femenino. Veamos…
¿No importa lo que ha pasado?


Estos es lo que podía pasar si el café no estaba fresco…

Una chica alrededor de casa…

Los medios gráficos eran una fuente inagotable de misoginia y sexismo. Con el advenimiento de la televisión, como nuevo medio de comunicación de masas, la situación, lejos de mejorar, empeoró. Y de esta manera, la televisión se convierte en otra fuente de adoctrinamiento y domesticación machista potenciando incluso el uso de la violencia…
Cocinas corcho, un único objetivo para la mujer: satisfacer a su marido…
Coñac soberano, una solución contra los golpes del marido…


Atendiendo a todos estos detalles, diremos que las mujeres, por desgracia, han adquirido a lo largo de estos años en el terreno publicitario una serie de roles, que en poco han contribuido a la lucha por una sociedad igualitaria. Mujeres probando detergentes, planchando afanosamente en la cocina o combatiendo una mancha incrustada de las famosas picotas, son las imágenes que se han acompañado de frases como: “¡estoy harta de tanto frotar!”. Frente a estas, veíamos a hombres viriles y sudorosos, que a las once y media se tomaban su refresco de turno mientras las mujeres desesperadas de tanto y tanto fregar le veían quitarse la camiseta.
Todas esas imágenes trasnochadas y afortunadamente demodé han hecho que a lo largo de estos años los distintos medios legislativos hayan trazado una tupida red en la que ya han caído muchas campañas publicitarias de muy poco gusto hacia el género femenino.
La primera vez que se produce un posicionamiento sobre los estereotipos sexistas en los medios de comunicación es en la IV Conferencia Mundial sobre las mujeres en Beijing durante el año 1995. Es en esta conferencia que se adopta como objetivo estratégico el “alentar a los medios de comunicación para que examinen las consecuencias de los estereotipos sexistas, incluidos aquellos que se perpetúan en los anuncios publicitarios que promueven la violencia y las desigualdades de género, así también de manera en que se transmiten durante el ciclo vital, y a que adopten medidas para eliminar esas imágenes negativas con miras a promover una sociedad no violenta”. De manera más reciente, concretamente el 26 de junio de 2007 el Consejo de Europa, a través de la Resolución del Parlamento del Consejo de Europa, propone que los Estados miembros amplíen sus legislaciones con el fin de acabar con el sexismo en la publicidad proponiendo que “se fomente la formación en esta materia de las y los profesionales de los medios de comunicación, se refuercen los sistemas de autorregulación incluyendo la presencia de representantes de las y los consumidores y se les forme para el análisis crítico de la publicidad, así como se habiliten teléfonos gratuitos y correos electrónicos para la denuncia de la publicidad que haga un uso de la imagen de las mujeres contrario a la dignidad humana; se establezcan premios fiscales para las compañías anunciantes que rompan los estereotipos sexistas y transmitan una imagen de igualdad entre mujeres y hombres, etc”.
Además, en este tiempo la Unión Europea ha adoptado un par de resoluciones al respecto, la 9934/95 del Consejo, del 5 de octubre de 1995 versa sobre el tratamiento de la imagen de mujeres y hombres en el terreno publicitario y los medios de comunicación, a través de ella se pretende que los Estados miembros ofrezcan una imagen diversificada e igualitaria de ambos géneros. La Resolución de Parlamento Europeo 258/1997, del 16 de septiembre de 1997, también trata el problema de la discriminación de la mujer en la publicidad, un tema que continúa instalando una “pedagogía” de la inequidad y que afecta fundamentalmente a la niñez.

(Segunda parte)

Uno de los elementos básicos de la interrelación humana lo constituye el acto de comunicarse. Sin embargo, cuando hablemos de este tema es muy importante tener en cuenta que en la comunicación humana, entendida como el proceso mediante el cual se transmite información, se expresan e intercambian, no solo pensamientos, sino también sentimientos; va más allá de lo que conocemos como “comunicación verbal”, es decir el lenguaje hablado o escrito. La otra comunicación, la denominada “comunicación no verbal” constituye todo un universo en la transmisión de ideas y conceptos, especialmente aquellos que nos trasladan sin que nos demos cuenta. Este es el motivo por el que los medios de comunicación y en especial la publicidad han hecho de la “comunicación no verbal” su instrumento favorito de llegada hacia sus lectores/as, oyentes y clientes/as. El problema, es que no advertimos que ese sentido de la comunicación influye en nuestras acciones cotidianas y en nuestra cultura y viceversa.
La ley en el Estado Español
En lo que al ámbito español se refiere ya el artículo 3 de la Ley Orgánica 1/2004 de diciembre de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género afirma que “es ilícita la publicidad que atenta contra la dignidad de la persona o vulnere los valores y derechos reconocidos en la Constitución, especialmente a los que se refieren a los artículos 18 y 20, apartado 4. Se entenderán incluidos en la previsión anterior los anuncios que presenten a las mujeres de forma vejatoria, bien utilizando particular y directamente su cuerpo o partes de sí mismo como mero objeto desvinculado del producto que se pretende promocionar, bien su imagen asociada a comportamientos estereotipados que vulneran los fundamentos de nuestro ordenamiento jurídico coadyuvando a generar la violencia a que se refiere la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género”.
A mayores de esto, la Ley Orgánica 3/2007 de 22 de marzo, para la Igualdad efectiva entre mujeres y hombres, dedica un Título a los medios de comunicación y la publicidad. Sobre esta última versa el artículo 41 en el que se nos dice que “la publicidad que comporte una conducta discriminatoria de acuerdo con esta Ley se considerará publicidad ilícita, de conformidad con lo previsto en la legislación general de publicidad y comunicación institucional”.
Si la publicidad va dirigida a niñ@s y adolescentes la Ley nos dice que no basta con no discriminar, sino que va mucho más lejos. Según la Ley 25/1994 de 12 de julio de Televisión sin Fronteras en su reforma nos dice en su artículo 16.1 que “la publicidad o la tele venta dirigida a menores deberá transmitir una imagen igualitaria, plural y no estereotipada de mujeres y hombres”.
En fin, que el tema legal parece que está claro, aunque a pesar de ello cada vez que nos “conectados” a la televisión nos seguimos preguntando por qué aparecen campañas como las siguientes:
Airwick Animales
Una serie de animales, o más bien “animalas” aparecen como hacendosas amas de casa que gracias a este estupendo ambientador mantienen la unidad y la armonía de su hogar. De todos ellos destacaría dos, la versión de la pingüino en la que mientras ella mantiene la lozanía de su casa, su marido intelectual él, toca felizmente el piano. Y a destacar también la versión de la “pulpa” que hacendosa ella con sus miles de brazo hace todas las tareas de casa, atiende a l@s niñ@s, etc., vamos “un clásico” y claro como no al final de esta dura jornada, su recompensa es una taza de té.
Vídeos:

Wonderbra
Parece mentira que sea una marca de lencería dirigida a la clientela femenina aquella que se dedica a hacer del cuerpo de la mujer un mero objeto asociando de manera chabacana y por ende, ofensiva al deporte con sexo. Sin lugar a dudas las imágenes lo dicen todo…


La publicidad de la revista Ché


La visión de JBS Men´s Underwear de la mujer trabajadora


La cadena Media Markt animaba así a la selección de fútbol española, de nuevo fútbol y sexo.


Y para algun@s, léase Mercedes Benz, esta es la manera de anunciar un coche con más airbags.


Así anuncia Renault sus coches usados.
“Paula Hernández” 40 años, dos veces divorciada…


Habiendo legislación al respecto resulta incompresible que todavía sigan apareciendo publicidades de este tipo. Quizás nos preguntemos qué podemos hacer para evitar esta persistente manera de “usar” a las mujeres y de exponer los estereotipos de una masculinidad opresiva. Una buena opción es la denuncia a través del Observatorio de las Mujeres, que ha sido puesto en marcha por la Asociación de la Prensa de Cádiz, con él se propone “salvaguardar el tratamiento no sexista de la información, la opinión, las imágenes y la publicidad”, así “los observadores emitirán sus recomendaciones o dictámenes a modo de consejos que sirvan a los medios de comunicación para promover una sociedad paritaria que acabe con la invisibilidad de las mujeres”. Denunciar o expresar la indignación en función de una comunicación sexista resulta algo muy sencillo y puede lograrse cubriendo el cuestionario online que aparece en la siguiente dirección:
En esta tarea de consumidor@s responsables ha de ir encaminada nuestra conducta, consumir es nuestro derecho, pero ¿a qué precio?

jueves, 1 de julio de 2010

ENTREVISTA A BEATRIZ SOTELO SEQUEIROS, COCINERA

Entrevista a Beatriz Sotelo Sequeiros
“Cocinero del año 2008”

Entrevista: Cristina Corral Soilán


Fotografía: Ana María Rodríguez

“Soy una cocinera de sensaciones y recuerdos”

Así se define Beatriz, a sus 27 años y contenta de ostentar durante un par de éstos el título de “Cocinero del año”, después de haber sido la seleccionada de entre 80 grandes cocineros y cocineras. Esta gallega, que es de Ardán, lleva cocinando desde los diecisiete años, y es que tras su paso por la escuela de hostelería de Carlos Oroza en Pontevedra y mientras el sol de las playas tostaba a l@s chic@s de su edad, ella ya daba vida a muchos suculentos platos de verano.
En los últimos años y junto con la idea de dar un vuelco a su vida al frente del restaurante, A Estación en Cambre, al lado de Juan, su socio, decidió presentarse a este concurso culinario que pone al mando de la nave de los fogones a los mejores cocineros de España, y digo bien diciendo “los”, ya que el género femenino no abunda en este tipo de concursos…una lástima sobre todo estando en el país que inventó ese absurdo refrán de que “A muller e a sartén na cociña están ben”…

¿Cuál fue el primer plato que recuerdas haber hecho?

Pulpo, en A Centoleira, una marisquería de Bueu y aquí en A Estación, una pechuga asada de pato con patata fondant.

¿Siempre has tenido claro que querías ser cocinera?

La verdad es que pensé en hacer una carrera al acabar el bachillerato pero por no irme a Santiago…el caso es que la hostelería siempre me atrajo, sobre todo estar en la sala y así decidí matricularme en el Ciclo Superior de Carlos Oroza en Pontevedra.

¿Existe una tradición culinaria en tu casa?

Pues sobre todo por parte de mi abuela, es una gran cocinera aunque mi abuelo dice que los méritos son de él, porque al fin y al cabo él fue cocinero en la mili (risas). Unido a ello, el vivir en zona de mar hizo que fuese aprendiendo tradiciones gastronómicas muy arraigadas también a la cultura gallega, como el hecho de salir a pescar la xarda y hacer conservas con el excedente o aprovechar para hacer compota en época de manzanas, o platos con castañas en el otoño… algo que de no estar en una casa donde se aprovecha la comida quizás no heredase… reconozco que ahora cada día que entra el pescado por ejemplo, con mi mente busco el olor a ahumado, o los olores de la lareira y eso tratamos siempre de reproducirlo, aunque sea de manera inconsciente, no hay duda de que yo soy una cocinera de sensaciones y recuerdos.

¿Has dado muchas vueltas hasta llegar aquí, a Cambre?

Después de acabar el Ciclo Superior de Hostelería, trabajé en diversos locales de mi zona, Bueu, Marín, etc. y luego estuve en Casa Marcelo y en Toñi Vicente, en Santiago, además de salir a hacer algunas colaboraciones a París, a Frankfurt, etc.

¿Por qué te presentaste al concurso “Cocinero del año”?

La verdad es que al principio fue porque Juan, mi socio, me animó, hace tiempo que tenía los papeles en la mesilla olvidados, pero un día llegaron al local y supe que era el momento de dar un cambio a esta nueva andadura al frente de A Estación.

¿Y qué te parece el hecho de que el título sea “Cocinero del año” y sin embargo sea una cocinera la que lo haya ganado?

Pues la verdad es que cuando gané lo primero que dije fue que iban a tener que ponerle una arroba al título…y es que la verdad nadie esperaba que ganara una mujer, tan joven y gallega, sobre todo compitiendo con vascos y catalanes, estoy orgullosa… pero no competí con ninguna mujer, es raro que se presenten…

¿Por qué crees que sucede eso?

Creo que en general las mujeres somos menos competitivas, además también es verdad, que tal y como me sucedió a mí, cuando aun no tienes una vida establecida con familia, hijos y demás, tienes más libertad para hacer estas cosas, cuando las cosas cambian en casa es más difícil.

¿Alguna maestra o maestro?

La verdad es que no tengo ídolos, sí es cierto que hay mujeres que despuntan como Carmen Ruscalleda, o muchas otras que en general se mencionan poco… yo podría decir que he aprendido mucho de Marcelo, de Casa Marcelo, del que me acuerdo mucho, y también lo hago cada día aquí, de Juan, mi socio, llevar un negocio no es fácil y él es un maestro para mí.

¿Crees que es compatible esta profesión con la maternidad?

Yo aun no pienso en eso, pero creo que sí, que todo es compatible, de hecho en mi caso, Braulio, mi marido también es cocinero, pero como es profesor se encargará él porque su horario es más flexible que el mío.

¿Qué cualidades ha de tener una buena cocinera?

Paciencia sobre todo y poner mimo y cariño en lo que hace.

¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta cocinar?

Los pescados, quizás por herencia familiar, y lo que menos, hacer huevos fritos o empanar filetes.

¿Y comer?

Pues de todo, soy de buen diente, aunque me gusta más picotear que comer, la verdad.

Comer en tu casa será un placer ¿no?

Pues la verdad es que aunque no lo creas no cocinamos demasiado, porque yo suelo comer aquí, en el restaurante y cuando vamos a casa de la familia siempre cocinan ellos, así que en casa poco.

¿Qué es lo más duro de esta profesión?

La falta de tiempo para tu vida personal. Es imposible apuntarte a hacer nada porque siempre has de estar aquí y pendiente de todo. Yo por ejemplo, que tocaba la gaita, intenté seguir con la afición, pero me fue imposible por lo incompatible de los horarios con la vida en el restaurante.

¿Irás a otros concursos?

Si surge no te digo que no, pero con calma…

Un consejo para futuras cocineras.

Ser valiente y tirar para delante si esto es lo que verdaderamente te gusta, porque hay que dedicarle muchas horas y solo con amor a lo que se hace es posible salir adelante.

CLARA CAMPOAMOR, DERECHO A VOTO





Clara Campoamor, la mujer que hizo posible que las mujeres votáramos en España, nació el 12 de febrero de 1888 en el seno de una familia humilde del madrileño barrio de Maravillas. Por motivos familiares no pudo estudiar, lo que le llevó a desarrollar diversos trabajos antes de acercarse al mundo de la política. A los 21 años entró a formar parte del Cuerpo de Correos y Telégrafos tras aprobar unas oposiciones. Más tarde, también opositando, se convierte en profesora de adultas en el Ministerio de Instrucción Pública, donde solo enseñará taquigrafía y mecanografía al no disponer del título de Bachiller. Trabaja de manera simultánea como mecanógrafa en el Ministerio y en el diario maurista La Tribuna como secretaria del director, Cánovas Cervantes. Será a través de este trabajo que Clara comience a descubrir su pasión por la carrera política. Así, a los 34 años, obtiene el título de Bachiller y con 36 se licencia como abogada, una de las primeras de todo el Estado.

Los orígenes del voto femenino en España

Transcurre en España el verano de 1907 cuando con motivo del debate parlamentario sobre la reforma electoral empiezan a sonar campanas de renovación y dos grupos minoritarios presentan en el parlamento enmiendas en favor del voto femenino. Es cierto que ninguna de las propuestas plantea el voto en igualdad de condiciones entre hombre y mujer, y que sólo nueve diputados votarán a favor, pero este hecho permitiría que se encendieran los motores para que un año más tarde siete diputados republicanos volvieran a la carga proponiendo una nueva reforma: “podrán votar en las elecciones municipales - pero no ser elegidas - las mujeres mayores de edad emancipadas y no sujetas a la autoridad marital”. Veinte votos harán que la propuesta sea rechazada de nuevo. No obstante, y aunque estas propuestas no pudieron seguir adelante, son muchos los medios de comunicación que dan valor a esta avanzadilla por la democracia publicando textos relacionados con el “voto femenino”.
Durante estos años, tendrá lugar además la aparición de múltiples asociaciones de mujeres que luchan por sus derechos como la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME), la Liga para el Progreso de la Mujer, la Unión de Mujeres de España (UME), etc. y es que en aquel momento el voto femenino constituía ya un importante elemento del debate público.
En noviembre de 1919, el diputado conservador Burgos Mazo presentó un nuevo proyecto de ley electoral; este otorgaba el voto a: “todos los españoles de ambos sexos mayores de 25 años que se hallen en el pleno goce de sus derechos civiles” incapacitando, eso sí, a las mujeres para ser elegibles, además establecía dos días para celebrar los comicios, uno para los hombres y otro para las mujeres. Sin embargo, este nunca llegaría a debatirse pues el golpe de Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923 acabaría con el primer intento de avance de este proyecto.

Clara Campoamor y el voto de la mujer

Después de que Alfonso XIII abandonara su trono y tras el triunfo de la República, se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes y aunque solemos leer que la República dio el derecho al voto a la mujer, no fue todo color de rosa.
La II República supuso un retroceso frente al derecho de voto femenino parcial otorgado por Primo de Rivera, pues es cierto que en 1931, la mujer pudo ser elegida pero no electora. Es en este momento en el que Clara Campoamor sale elegida diputada en las listas del Partido Radical, que sigue su ideal político: es republicano, liberal, laico y democrático. Como diputada pelea por la no discriminación por razón de sexo, la igualdad legal de los hijos e hijas, dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y en especial por el triunfo del voto femenino.
En este momento la izquierda, exceptuando un grupo de socialistas y varios republicanos, no quería que la mujer votase porque su cercanía a la Iglesia podía dar el triunfo a la derecha, ésta, que aunque no estaba de acuerdo con que “ellas” votasen, lo aprobaba porque creía que podía salir favorecida políticamente.
Estando así las cosas, el partido Radical Socialista enfrentó a Clara Campoamor en un arduo debate con la diputada Victoria Kent, esta última en contra del voto femenino. Campoamor saldría victoriosa del debate, y a pesar de no contar con mayoría en cuanto a votos, obtendría el apoyo de la minoría derechista, la mayoría del PSOE y de algunos republicanos, no sin polémicas, incluso en el parlamento, tras ser aprobado el famoso artículo 34 que daba a las mujeres el derecho a votar.
Tras estos hechos, en una nueva ocasión Victoria Kent y los radicales intentaron arrebatarle el triunfo a Campoamor a través de una enmienda constitucional, pero Clara desestimó este hecho. A pesar de ello, aún habría un último intento de impedir el voto femenino por el que Clara Campoamor luchó siempre: fue cuando la derecha abandonó el Parlamento por la Ley de Congregaciones. Con esta enmienda se pretendía que la mujer no pudiera actuar en elecciones legislativas hasta que se hubieran celebrado, por dos veces, elecciones municipales, retrasando así el “sufragio universal”. Clara Campoamor ante aquella enmienda, tal y como ella misma afirmaría, adoptó una defensa de la mujer a través de la defensa de la Constitución, de una manera tan loable que le valió de nuevo la victoria por solo cuatro votos.

Apoyándose en el PSOE y en algunos republicanos de derecha, derrotó a los socialistas de Prieto y a los republicanos de su propio partido, el Radical, el Radical Socialista y el de Azaña; esto supuso un gran escándalo político que degeneraría finalmente en el hecho de que en el año 1933 la CEDA (Confederación española de derechas autónomas) ganara las elecciones y Lerroux formara gobierno. La derecha achacaría esta victoria a Clara Campoamor, que después de esto no consiguió renovar su escaño y comenzó a partir de aquí un periplo que la llevaría a la decrepitud política.

Clara decide abandonar al año siguiente el Partido Radical, entre otros motivos por su subordinación a la CEDA, y cuando en el 34 solicita ingresar en Izquierda Republicana no solo le abren expediente sino que además votan en público su admisión, que fue denegada para su humillación.
A pesar de que el Frente Popular ganó las elecciones gracias al voto femenino que Clara Campoamor consiguió para todas las mujeres, ella no consiguió entrar en las listas. Es en ese momento, en el año 1935, cuando Clara Campoamor publica con valentía uno de los libros de política más interesantes escritos en España: Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, en el que cuenta todos sus avatares para llevar a cabo la consecución parlamentaria del sufragio universal.

El inicio de la guerra la hizo huir de Madrid ante el miedo a ser paseada por los republicanos con los que ella misma había luchado. Vivió en París y más tarde en Buenos Aires donde se hizo traductora y conferenciante, además de biógrafa de Concepción Arenal, Sor Juana Inés de la Cruz y Quevedo.
Clara Campoamor quiso volver a España a finales de los años 40, pero corría serios riesgos de ser encarcelada.

En 1955 se instaló en Lausanne (Suiza), trabajando en un bufete hasta que perdió la vista. Murió de cáncer, triste y en total soledad en abril de 1972.


Cristina Corral Soilán

Bibliografía

www.almendron.com/historia/contemporanea/sufragismo/sufragismo

joseantoniobru.blogspot.com/2007/03/de-emmeline-pankhurst-clara-campoamor

www.segundarepublica.com/index.php

es.wikipedia.org/wiki/Clara_Campoamor

es.wikipedia.org/wiki/Eva_Per%C3%B3n

VILARDELL V., Clara Campoamor la sufragista, Colección Sabelotod@s Madrid: Editorial Rompecabezas – Raíz de dos más 1, 2007.

CAMPOAMOR, C., La revolución española vista por una republicana, ed. y trad. de Luis Español Bouché, Sevilla: Espuela de Plata, 2005.

El voto femenino y yo. Mi pecado mortal. Colección La cosecha de nuestras madres, Madrid: Horas y HORAS la editorial, 2006.

¿MUJERES EN LAS LETRAS GALLEGAS?

Cada 17 de mayo celebramos desde el año 1963 el día de honra de nuestras letras. Aunque tan sólo sea un día al año, damos ánimo de todos aquellos que a lo largo de nuestra vida, cogemos un lápiz para escribir un poema, un relato o unas letras en nuestra lengua: el gallego.
Fueron tres hombres de la Real Academia Gallega (RAG), Francisco Fernández de él Riego, Manuel Gómez Román y Jesús Hierro Couselo, los causantes de que se instaurara esta fecha, la del 17 de mayo, como Día de las Letras Gallegas. Los tres pusieron las miras en una mujer para situarla como abanderada de este día de homenaje a nuestras letras: Rosalía de Castro.

Se celebran en el año 63 los cien años de la publicación del libro “Cantar Gallegos” de la más grande autora gallega. Atendiendo a esta idea, los miembros numerarios someten pues la consideración de la junta general de la RAG, la propuesta de declarar el día 17 de mayo, Día de las Letras Gallegas por ser a partir de la publicación del libro de la padronesa, cuando @s galeg@s recuperamos parte de nuestro ser galeg@s.

Nada más ilustrativo para entender el valor de la obra rosaliana que la propuesta literal de los académicos:

(…) 1º.- Todos sabemos que o libro rosalián editado en 1863, ten sido a primeira obra mestra con que contou a Literatura Galega Contemporánea. A súa aparición veu a lle dar prestixio universal á nosa fala como instrumento de creación literaria. Representa, pois, un fito decisivo na historia da renacencia cultural de Galicia.
2º.- A celebración do centenario diste acontecemento, convida a reconsiderar o siñificado do mensaxe transmitido nos "Cantares". Un mensaxe que, tanto como espírito e pobo, tanto como universalismo e galeguidade, foi, esteticamente, un mensaxe de palabra e poesía.
3º.- Velahí por qué, ademais dos aitos conmemorativos que se organicen pra reaitualizar na conciencia das xentes o acento de tal mensaxe, a Academia -como órgano oficial da nosa cultura- debería consagrar, con caracter de perdurabilidade, o simbolismo da data nunha celebración anual.
4º.- O mellor xeito de o conseguir sería que acordase declarar Día das Letras Galegas, o 17 de maio de cada ano, a partir do presente. Contaríase así, pra o porvir, cunha xornada oficialmente adicada a honrar ós nosos libros. O día 17 de maio de cada ano viría ser a data destinada a recoller o latexo material da actividade inteleitual galega.
5º.- Ninguén descoñece que o libro ten unha forza simbólica extraordinaria. Sendo a amosa máis reveladora do nivel cultural dos pobos, non é de estranar o afán de esparexelo e de lle abrir camiños pra ensanchar o ámpido dos seus leitores. No caso de Galicia, ningunha data máis axeitada pra enaltecer e difundir o libro eiquí producido, que a que conmemora a pubricación da obra coa que se encetou o prestixio contemporáneo das Letras galegas. (…)1

Tras ser aprobada la propuesta, la figura literaria de Rosalía dará el pistoletazo de salida a una celebración en la que cada año se honra la un/una autor/autora. Resulta sin embargo paradójico usar en este caso el femenino al incluso nivel que el masculino, ya que en cuarenta y seis años de letras gallegas, pocas son las mujeres a las que se tiene homenajeado, tan pocas que la proporción es ridícula ¡3 de 46!, con esta cifra poco más nos quieta que argumentar...

Así que vaya desde nuestras páginas el sentido recuerdo un año más a la iniciadora de estos homenajes, a nuestras letras, Rosalía de Castro, y por supuesto a las pocas que ya fueron y a las muchas que deseamos que sean.


1 www.realacademiagalega.org/letters/GoToHistory.do

LA COEDUCACIÓN. PINCELADAS LINGÜÍSTICAS SOBRE EL USO DEL GENÉRICO

La lengua puede ser de todas y de todos: no es un sistema rígido, cerrado a cualquier mutación sino, al contrario, el cambio está previsto en sus mismas estructuras; es un sistema dinámico, un medio flexible, en continua transformación, potencialmente abierto a escribir en él, infinitos significados y por ello prevé también las expresión de la experiencia humana femenina.

FRANCESCA GRAZIANI

No ha sido hasta bien entrado el siglo XX que dos de los principios ilustrados, igualdad y libertad, se han empezado a pensar para las mujeres en el ámbito escolar. Hasta entonces solo se pensaba en educar a la mujer para llevar a cabo un rol social limitado al espacio doméstico, de ahí que desde los inicios la educación entre niñas y niños fuera completamente diferente.
Echando la vista atrás recordaremos que hasta 1783 las niñas en el Estado español no podían ir a la escuela. Carlos III permite entonces la escolarización, atendiendo a que ellas fueran buenas esposas y madres, mientras que ellos se encargaban de aportar el bienestar económico y tomar decisiones para su familia. Podemos decir que el carácter obligatorio de la escuela para niños y niñas aparecerá definitivamente en España gracias a la Ley Moyano, en 1857. La escuela mixta, por su parte, llegará en 1909 gracias al Real Decreto del 26 de octubre.

Escuelas mixtas vs. escuela educativas

A pesar de todo lo dicho no hay que confundir ni asociar el término escuela mixta con escuela coeducativa, pues el agrupamiento de niños y niñas en un mismo lugar no implica la existencia de una enseñanza justa e igualitaria, tanto es así que más allá de la aparente neutralidad a mediados de los años ochenta empezarán a aparecer en el país los primeros trabajos de autores que cuestionan el modelo existente de escuela mixta, como es el caso de Santos Guerra o Subirats y Brullet . A través de ellos vemos cómo el sistema de educación va engendrando papeles y roles totalmente diferenciados entre chicos y chicas, que no hacen más que remarcar las diferencias sociales entre ambos, de manera que la escuela se limitaba solamente a reproducir el orden social preestablecido.
Podemos partir pues de la idea de que desde los orígenes del sistema educativo, la manera de tratar a niños y niñas fue muy diferente.

Coeducar vs. Educar

Afortunadamente en la actualidad se abre para las/los docentes una valiosa arma en contra de las desigualdades en el terreno educativo. Junto a la idea de “educar”, es decir, potenciar el desarrollo de todas las posibilidades y actitudes de una persona, se nos ofrece la de “coeducar”, en palabras de Montserrat Moreno: “cooeducar no es yuxtaponer en una misma clase a individuos de ambos sexos, ni tampoco es unificar, eliminando las diferencias mediante la presentación de un modelo único. No es uniformizar las mentes de niñas y niños sino que, por el contrario, es enseñar a respetar lo diferente y a disfrutar de la riqueza que ofrece la variedad. Vemos por lo tanto que la idea de coeducación es más amplia y rica que el que se le otorgó a la enseñanza mixta.
Remarcando esta definición, conviene destacar el importante papel de la escuela y de las maestras y los maestros en la lucha por esta educación no sexista, abriendo caminos y neutralidades en el alumnado de manera que repercutan en el cambio social. Muchos se preguntarán ¿cómo hacerlo?, pues un ejemplo sencillo por el que empezar podría ser la modificación del Curriculum Oculto, es decir de “las normas y valores que son implícitas pero eficazmente enseñadas en la escuela y de las que no suele hablarse en las declaraciones de fines u objetivos del profesorado”. En él, el sesgo de género se ve modificado inconscientemente en cuestiones como los materiales empleados que tienden a ser sexistas, tanto a través de dibujos como de contenido o de lengua. Basta con fijarse en la manera en que se expresan los contenidos en frases tales como: “a las mujeres les concedieron el voto tras la I Guerra Mundial”, cuando lo correcto sería afirmar “las mujeres consiguieron el derecho a voto tras la I Guerra Mundial”.

Como afirma Montserrar Moreno siguiendo con los conceptos históricos podemos leer en un libro de historia que "la característica fundamental de la cultura griega es el concepto de la libertad del hombre" cuando “el texto no menciona en ningun momento que las mujeres atenienses no tenían -al igual que los esclavos- derecho a votar ni a participar en ningún cargo del gobierno. La palabra "todos" se refiere, pues, exclusivamente a aquellos individuos de sexo masculino que tenían la calidad de ciudadanos atenienses, con lo cual no nos queda la menor duda de que el libro en cuestión cada vez que habla de "hombre" se está refiriendo a "varón" y que a la mujer ni tan siquiera se toma la molestia de mencionarla aunque sea para decir que no poseía ninguno de los derechos que atribuye a "todos" los atenienses. El desprecio total a la mujer es, pues, la característica del texto, que se pretende educativo”.

El androcentrismo centrado en el uso del genérico

Con relación a lo dicho anteriormente es necesario hacer hincapié en un controvertido tema a este respecto como es el del uso en la escuela del genérico masculino. En castellano y en gallego se tiende a usar el masculino para referirse indistintamente a ambos sexos, así, en la escuela, abunda el uso de “profesores” y “alumnos”, incluyendo en ambos casos también al género femenino. En la práctica cabría preguntarse ¿por qué esta falta de reconocimiento verbal al género femenino en la escuela cuando son “ellas” en un amplio porcentaje las que se dedican a la enseñanza y las que en mayor número pueblan la escuela?

Muchos sectores se oponen al uso masculino y femenino afirmando que esto supone un atentado contra la economía expresiva inherente al lenguaje humano. Sin embargo, cabe recordar que esta idea de la economía en el uso del lenguaje no es un valor en sí mismo, sino que tiene sentido o no en función de las intenciones del texto, de la situación, etc. La economía del lenguaje está bien cuando hablamos de anuncios por palabras, eslóganes o breves en un periódico pero ¿por qué suprimir palabras cuando su eliminación del discurso supone la eliminación de una parte de este?
Es necesario en este sentido ser muy conscientes de que es fundamental incluir al género femenino en el momento de decir, de nombrar, porque la riqueza de la lengua nos facilita, en favor de esa economía lingüística que algunas/os usan como disculpa para obviar a las mujeres en sus discursos, un sinfín de términos genéricos que incluyen tanto al masculino como al femenino ¿qué tal “profesorado” en vez de “profesores”? ¿o “alumnado” en vez de “alumnos”?

Conviene por lo tanto recordar y en especial por parte del profesorado y de cara al alumnado, que aquello que no se nombra no existe y las chicas, las maestras, las directoras, las jefas de estudios o de departamento, las subdirectoras, las bedelas, las orientadoras, las psicólogas y un amplio número de mujeres estamos presentes en las aulas…así que por favor ¡nómbrennos!